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Laura Esquivel

Escritora, Guionista, dramaturga, docente

Cuando conocí a Jorge Berroa, un médium cubano, recibí una explicación a mis inquietudes de comunicación con el pasado. A través de los médiums era posible comunicarse con otras frecuencias de vibración y transformar la información recibida en un lenguaje comprensible para los oídos humanos, pues ellos eran como un aparato de radio o de televisión, pero humanos. Bueno, no les voy a presumir que de entrada llegué a esta conclusión.

 

Me llevó un tiempo aceptarlo. Lo primero que pensé de Jorge Berroa fue que era todo un demente. Lo conocí en mi fiesta de cumpleaños, cuando él estaba recién llegado a México. De inmediato nos caímos bien, pero cuando Jorge se me acercó y me dijo en plena celebración: «Oye, que dicen que hagas... tal cosa». No viene al caso informarles de lo que le pidieron a Jorge que me dijera, los voy a dejar con la eterna curiosidad, pero lo que sí les digo sinceramente es que en ese momento yo pensé que Jorge, que para mí era un desconocido en aquel tiempo, estaba loco de atar. ¿Qué decían qué? ¿Quiénes decían? ¿Por qué yo no oía nada? ¿Quién lo había invitado a mi fiesta?

 

A los pocos días comprendí perfectamente el mensaje de Jorge y quedé impresionada. Acudí a casa de Berroa en busca de respuestas y tuve la fortuna de poder conversar con don Antonio Cortina, un hombre ya muerto, pero muy vivo, quien habla a través de él.

 

A partir de entonces, Jorge y don Antonio se convirtieron en mis amigos entrañables. Gracias a ellos, descubrí, al igual que cuando percibía los sonidos de la inspiración, que la experiencia de conversar con seres que están en otros planos de la existencia formaba parte de una herencia que nos correspondía a todos por igual, como la sabiduría heredada de nuestros antepasados, el conocimiento humano acumulado a través de los siglos o nuestras recetas familiares.

Extracto tomado del Prólogo que Laura Esquivel escribió en el libro

"HOMBRES QUE QUIEREN SER"

Estamos

Esperándote!!!

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